Antes que nada debo ser sincero con mis lectores, y confesar que no siempre los he odiado.En realidad, la mayor parte de las veces los he deseado con toda mi alma, mente y cuerpo, sin temor a exagerar.
Acaso no les ha pasado? Cuántos de ustedes no se han visto cautivados por ese despliegue descomunal de habilidades y virtudes que esos estrambóticos aparatos parecen encarnar?
Las técnicas de marketing televisivo, con el que se nos ofrecen, son tan seductoras, que no es para nada difícil caer en sus garras, y dirigirnos hacia el teléfono totalmente hipnotizados e idiotizados, al mejor estilo Homero Simpson.
Algo allí dentro de nuestras cabecitas nos dice que no debe ser tan así como parecen, que es bastante extraño que a esa sartén lo único que le falte sea peinarnos y lavarnos los dientes, pero sin embargo, quizá....
Además de que si esas tan rutilantes estrellas del espectáculo y los deportes son capaces de pasar toda la mañana demostrando tantos usos y variantes, deber ser porque su implementación tiene que haber significado una ventaja muy importante en su vida de celebridades.
Si ellos lo aceptan, por qué yo no?
O acaso voy a desconfiar acerca de que ese físico tan privilegiado , del idolatrado actor de turno, haya sido conseguido con el tan famoso cinturón reductor?
No, obvio que no, y justamente en ese ejemplo fue en el que yo mismo caí.
Ya conté en otra oportunidad lo desagradable que me resultan los ejercicios físicos, lo que no implica que a la vez me encante poder mantenerme en forma, por lo que no deja jamás de llamarme la atención todo coso raro que anuncie poder delinear mi figura sin tener que pasar hambre y reventarme el lomo haciendo lagartijas!!!
Por eso es que no pude resistirme a encargar las famosas maripositas ejercitadoras que a través de una ligera y pequeña descarga eléctrica provoca al músculo para que se despierte, y a través de la vibración de sus movimientos, este cambie de tono y tamaño, mientras a uno lo único que le toca sea entretenerse ojeando algún libro o película en el DVD.
Sé que están pensando que soy de los que creen en los Reyes Magos, y les diré que detesté con toda mi alma el maldito día en que me aclararon lo que en realidad sucedía con el pasto y el agua, que cada seis de enero, les dejaba a los camellos!!!
Tienen que entender que en el anuncio se aclaraba muy bien que estas mariposas eran mucho mejor que el aparatoso cinturón (que se jodan los que lo pidieron antes) y que el precio incluía un par de ellas, más una tercera de regalo, siempre que...llamara en el mismo instante que el aviso estaba siendo emitido!!!
Por eso fue que me comuniqué inmediatamente, y al poco tiempo tenía los tres hermosos aparatitos ya dispuestos para la tarea.
A la vista resultaban bastante insípidos,sobre todo por ese color gris bajón del plástico con el se habían fabricado, y las ventosas de silicona, que formaban las alas del bicho, las cuales venían con una especie de ungüento que hacía que las mismas se adhirieran a la piel en la parte del cuerpo que uno quisiera poner a ejercitar, cosa que no demoré nada en hacer, soñando que en un par de días me convertiría en Charles Atlas.
No me importa que se sigan riendo, porque pienso continuar con el cuento.
Cuestión que fue colocármelas sobre las tetillas (a quien no le gustan los buenos pectorales?) y en el medio de la panza (síiii, que alegría, abdominales automáticos a troche y moche!!!) para darme cuenta que no tenía muy claro como era que se tenía que hacer para retirarlas una vez que hubiera acabado de utilizarlas.
Pero despreocupado, previendo que no sería problema, me desparramé en el sofá a disfrutar la transformación.
Colocarlas en On no fue nada difícil, lo complicado empezó cuando comencé a sentir aquellos pinchazos como aguijones salvajes dirigidos directamente hasta el fondo de mis entrañas, al punto de hacerme gritar como un descocido, al tiempo que todo mi cuerpo temblaba más que el último terremoto en Chile!!!
Habiendo tomado una muy súbita y escandalosa consciencia de que los endemoniados artefactos no serían para mí, me dispuse a apagarlos raudamente, cosa que hubiera conseguido si no hubiese sido por las patadas de corriente eléctrica que me daban cuando les intentaba dar Off.
Presa del pánico, lo único que se me ocurrió fue correr gritando auxilio hacia la calle, medio desnudo y ante la escandalizada e incrédula mirada de los vecinos que no podían entender si estaba siendo víctima de una brutal violación, o un ataque extraterrestre de algún tipo, a juzgar por los extraños insectos que llevaba prendidos en el torso.
Al grito de "sáquenmelos...sáquenmelos!!!" logre hacer que La Gorda, una vecina muy conocida en el barrio, especialmente por su explayada y redondeada figura, lograra entenderme, y que con una toalla evitara ser electrocutada, a la vez que me arrancaba las tres sanguijuelas que se habían emperrado en hacerme salir músculos a la fuerza y como diera lugar!!!
Ahí fue que comprobé que el pegamento era realmente bueno, lo mejor del producto, a decir verdad! Tenía tres copiosos y colorados parches sin vello sobre mi piel para dar prueba de ello, mientras los cachivaches seguían retorciéndose en la vereda con restos de mi cuerpo, y mis sueños de físico culturista, hechos añicos!!!
Y como si eso fuera poco, a los días, caminando por el popular Barrio de los Judíos montevideano, me encuentro en una vidriera con los mismos y prometedores artilugios, con la misma inocente y engañosa formita, siendo ofrecidos por menos del diez por ciento de lo que había pagado en el LLAME YA!
COMO ODIO ESOS MALDITOS SHOWS TELEVISIVOS DE DEMOSTRACIÓN, TAN TENTADORES!
COMO ODIO QUE LA GENTE ALLÍ SE VEA TAN BELLA, SALUDABLE Y LOZANA, USANDO ESOS PRODUCTOS!!!
Y SOBRE TODO, COMO DETESTO QUE SEA TODO MENTIIIIIRAAAAAAAA!!!!!!!!!!!
Menos el fabuloso corta cebollas, ese sí que sirve, que además hasta te tiende la cama y te sacude al perro.
Es el que debería encargar, me muero por probarlo!!!!!
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